En el año 2015 una asociación de abogados que defienden los derechos de los animales junto al abogado constitucionalista Dr. Andrés Gil Dominguez, preocupados por la situación solitaria y carente de estímulos de Sandra en el zoológico de Buenos Aires, llevaron el caso a la justicia para reclamar sus derechos.
El caso de amparo quedó radicado en el Juzgado de Primera Instancia Nro. 4 en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a cargo de la Jueza Elena Liberatori. Con la peculiaridad que presentaba el tema de reconocerle derechos a Sandra una orangutana, el primer paso del trámite del expediente fue reunir profesionales especializados para conocer el estado físico, mental y comportamental de Sandra. En argentina no había especialistas en orangutanes pero si los hay en etología, ciencias veterinarias y biología, los cuales fueron convocados. Y para acceder a saberes específicos sobre orangutanes se tomó contacto con los profesionales propiciados por los abogados de Sandra al inició el expediente, Leif Cocks, Gary Shapiro y Shawn Thompson, quienes reúnen una larga trayectoria en el estudio y acompañamiento de orangutanes en cutiverio y en libertad.
Luego de la observación y elaboración de informes sobre el estado de Sandra se determinó que el recinto donde vivía en el zoológico debía mejorarse para no deteriorar la calidad de vida Sandra.
El 21 de octubre del año 2015 en un fallo histórico, la jueza de la Ciudad de Buenos Aires, Elena Liberatori, declaró que Sandra es una persona no humana, un ser sintiente y un sujeto de derechos.
“Con ese fallo quise decirle a la sociedad algo nuevo, que los animales son seres sensibles y que el primer derecho que tienen es nuestra obligación de respetarlos”, dijo Elena Liberatori a The Associated Press.
La sentencia además de ser la primera que reconoció el estatus jurídico de persona no humana a Sandra una orangutana, también conlleva la peculiaridad de analizar la cuestión de los derechos de Sandra desde una triple perspectiva, la legal, la antropológica y la biológica, resultando dichos argumentos pioneros en la jurisprudencia referida al derechos de los animales tanto nivel nacional como internacional. Esta sentencia fue el puntapié para que muchos animales sean considerados sujetos de derechos y se le garanticen sus derechos a una vida digna.
Luego de ser reconocidos los derechos de Sandra a una vida digna y a que se le brinde la mejor calidad de vida posible para su situación en particular, había que determinar qué era “la mejor calidad de vida “para Sandra y el destino más apropiado y conveniente para Sandra. Esta tarea llevó mucho tiempo de análisis, nuevos estudios de los expertos nacionales e internacionales, nuevos estudios en el pais sobre las condiciones físicas y mentales de Sandra para conocer si podía viajar y ser trasladada, la búsqueda de posibles santuarios donde puedan recibirla.
Luego de realizadas todas esas previsiones, se determinó que el Center for Greats Apes era el mejor lugar para Sandra y que ella estaba en condiciones físicas y mentales de viajar, y superar una cuarentena en EEUU.
Otra particularidad del caso fueron las visitas regulares por parte del Tribunal que la jueza encomendó a un integrante del Juzgado, Gastón Diaz, al menos una vez cada 2 semanas, para monitorear el estado de Sandra y el recinto. Ello se extendió hasta el momento en que Sandra fue trasladada, el 26 de septiembre de 2019.
Además, durante el periodo que Sandra estuvo en el zoológico (luego Ecoparque) se mejoró la calidad de vida de Sandra, se agregó una estructura de madera en el recinto externo para darle cierta tridimensionalidad (que de todos modos era insuficiente) se gestionó -desde el Tribunal- una donación por parte de la empresa Buquebus de cabos náuticos para agregar a esa estructura. La judicialización de Sandra y el control realizado por parte del Juzgado propició que desde el Ecoparque, se incrementaran los controles sobre su dieta y las actividades de enriquecimiento y se realizara un extenso plan de entrenamiento para minimizar el estrés al momento de su ingreso en la caja transportadora, como también la realización de algunos controles médicos sin necesidad de anestesiarla.
Los permisos internacionales y federales llevaron años, pero en septiembre de 2019, Sandra dejó Argentina hacia su nuevo hogar en los EE. UU. Antes de llegar al Center for Great Apes, primero tuvo que ser puesta en cuarentena durante 30 días en una instalación aprobada por el CDC, por lo que el Zoológico del Condado de Sedgewick en Kansas se ofreció para eso. Después de su período de cuarentena, Sandra llegó al Center for Great Apes en noviembre de 2019.
Ella se adaptó bastante bien y, en los meses siguientes, se la fue presentando gradualmente al orangután macho, Jethro. En su primer año y medio en CGA, Sandra y Jethro han desarrollado una verdadera amistad. Aunque los orangutanes son expertos en “distanciamiento social”, Sandra y Jethro eligen pasar tiempo solos o juntos. Y Sandra a menudo busca estar junto a Jethro y nunca está muy lejos de él.
En los días previos al traslado de Sandra al Center for Great Apes, el abogado de Sandra Dr. Andres Gil Dominguez, solicitó que se expida un documento llamado “MANDAMUS” con validez internacional, donde se dejó constancia de que Sandra es un ser sintiente, cuya dignidad debe ser respetada en cualquier lugar donde se encuentre y que no puede ser tratada en ningún caso como una cosa. Dicho documento certificado con validez internacional fue adjuntado a la documentación presentada para el traslado en español e inglés.